El amor de al lado
Por Angie Valentina Córdoba y Valeria Ramos Ruiz.
En la casa de
Margarita, su perrita Flora estaba jugando en el patio cuando escuchó un carro.
Se asomó a ver que era y descubrió que nuevos vecinos se mudaban al lado. Entre
tanto, Max, el perrito de la familia que llegaba a mudarse al barrio, se bajó
del carro. Al ver a Flora quedó perdidamente enamorado. Después de un momento
de confusión, sintió un jalón que lo entró a la casa; Flora simplemente se rio
de cómo entraron a su nuevo vecino, pero no le prestó mucha atención y siguió
jugando con su pelota.
Al siguiente
día, se encontró con él cuando paseaba en el parque. Él le dijo h-o-l-a, pues estaba nervioso; ella en
cambio lo saludó con total tranquilidad. Ella lo invitó a jugar con su pelota y
él sonrojado aceptó. Jugaron juntos hasta que el sol se ocultó, y Flora sentía
una felicidad que jamás había experimentado, pues estaba enamorada. Justo
cuando ella se disponía a contárselo a Max, sus dueños los separaron y se los
llevaron a sus casas. Los dos en ese instante sintieron que les habían quitado
una parte esencial de ellos.
Al día
siguiente, Flora estaba emocionada de ver a Max, así que se dirigió hacia su
ventana para observarlo. Al mismo tiempo, vio desde su ventana a Max que también
se estaba asomando y se miraron mutuamente de forma apasionada. Ellos se
saludaron y decidieron bajar a conversar. Después de un rato, Max le dijo a Flora
que si podían tener una cita; ella aceptó y juntos se fueron a la feria. Allá,
se dieron su primer beso; fue corto pero de verdadero amor. Desde entonces se
amaron y disfrutaron de quererse tanto.
UN AÑO
DESPUÉS:
Ellos se casaron y tuvieron un hijo llamado Maxi. Aunque
tuvieron un hijo, el amor siguió creciendo con ellos. Su amor fue siempre
sincero y puro hasta que murieron; pero el amor siguió vivo entre ellos.
DEDICADO A LOS AMORES QUE SON PARA SIEMPRE